El impresionismo, un instante en pintura

Uno de los movimientos artísticos más conocidos en el mundo entero es el del impresionismo. Nombre como Monet o Van Gogh resultan familiares hasta para la gente no muy conocedora del arte. Una de las características principales de este movimiento es un manejo de la luz espléndida, junta con brochazos rápidos y en forma circular que parecen plasmar solamente un instante de lo que se presenta en la obra. El manejo de color es fantástico, y la reproducción final es un deleite a la pupila de quien ve la obra en cuestión. Ejemplo de este magnífico período, son los nenúfares de Monet, que presentan un manejo de color y de la luz muy difícil de reproducir. Sin duda alguna el impresionismo y sus etapas subsecuentes, tuvieron un gran impacto en lo que se refiere a la dispersión del arte en el mundo entero, y muchos de los nombres de grandes leyendas de arte pertenecen a este movimiento. Si bien lo que intentaban era plasmar un instante en sus obras, irónicamente su legado durará por siempre.

Sabías que…

¿El cubismo tiene como característica principal el hecho de que el espectador debe terminar la obra con sus ojos debido al efecto visual de la técnica? ¡Inténtalo con “Las Tres Siluetas” de Pablo Picasso!

Sífilis, le enfermedad de los artistas…

Es muy común que los artistas tengan múltiples mitos alrededor de sus vidas, pero un aspecto muy real sobre ellas es el estilo “alocado” y “bohemio” de vivir. Para los artistas, donde en su vida imperaba la noche, era muy común que debido a estos excesos contrajeran alguna enfermedad. En este caso se trataba de la Sífilis, la enfermedad “de moda” del siglo XVIII, XIX, y principios del XX. Un dato interesante de esta enfermedad era que en esa época solo podía ser tratada con arsénico, lo que al final dejaba graves secuelas en el estado mental de las personas enfermas. Entre los pintores famosos que tuvieron esta enfermedad se encuentran Paul Gaugin, Vincent Van Gogh, Mikail Vrubel, Henri de Toulouse-Latrec, Edouard Manet. Todos ellos son evidencia de una enfermedad que atentó contra la integridad física de Europa antes del siglo XX, y era un estigma social del que nunca se podía escapar. No por nada la Sífilis se conoce hoy en día como el SIDA del mundo antiguo, debido a que era una enfermedad de transmisión sexual de la que era muy difícil recuperarse.

El Realismo, la forma de vivir

El realismo es un estilo muy incomprendido en el mundo del arte. En muchas ocasiones viene a ser opacado por populares movimientos como el Renacentista, o el Impresionismo. Uno de los principales exponentes de este estilo es DeLacroix (FOTO: La Libertad guiando al pueblo, 1830), quién es conocido mundialmente, e incluso en Francia se le considera un héroe nacional. El realismo muestra elementos muy interesantes, como el uso de animales exóticos (La muerte de Sarandápalo), como elementos de un Neoclasicismo imperante en la época (Júpiter y Tetis), pero el elementos principal es este “motif” de movimiento dentro de las obras, que viene al romper con el esquema del equilibrio estático y hace a las obras mucho más dinámicas. El realismo es una consecuencia directa de los múltiples cambios que se vivían en el mundo en esa época, especialmente a los movimientos sociales que sacudían a Europa en ese entonces, refiriéndose a la destitución de la monarquía que terminó en la muerte de Louis XVI y María Antonieta. Definitivamente el Realismo, como su nombre lo indica, viene a plasmar la realidad que vivía la gente, y que queda plasmada para siempre en las obras de los artistas que han dejado su legado para toda la humanidad.

Manerismo, recordando a los artistas del pasado y rompiendo con lo establecido…

La reforma luterana vino al alterar la estructura social por la cual Europa se rigió por siglos. Esto obviamente se vió reflejado en el arte, lo que propició a que entre tanto caos, se regresara a los parámetros ya conocidos de los grandes maestros como Da Vinci, Miguel Angel y Rafael. Manerismo en sí significa “A la manera” que se refiere a seguir este estilo Renacentista. Sin embargo, la progresión natural de las cosas vino a que se creara un manerismo libre que rompe precisamente con todo lo establecido con la Academia. El manerismo es una de las primeras etapas en la que se experimenta con el arte y se buscan nuevos elementos para plasmar, simplemente por ver el impacto que se podía tener con representaciones inquietas y llenas de acciones. Entre sus artistas principales se encuentran Tizziano y Tintoretto.

Versalles, un mundo de ensueño

El estilo barroco, en cualquiera de sus 3 etapas, se caracteriza por un estilo sobrecargado y excesivo. Esto es muy evidente al observar el Palacio de Versalles, a las afueras de la ciudad de París. El palacio fue construido en 3 etapas, y al final toda la corte real francesa se trasladó a vivir en él. El palacio es uno de los monumentos más bellos del mundo, especialmente sus jardines y fuentes alrededor, que crean un mundo mágico y hermoso para el espectador. Hoy en día uno puede tomar la línea C del RER (Metro regional de París) y en 40 minutos llega al pequeño pueblo de “Versailles Rive Gauche”, dónde por solo 12 Euros se puede accesar a los cuartos privados que alguna vez fueron residencia de María Antonieta y Louis XVI. El Palacio de Versalles es patrimonio de la humanidad, y una parada obligada cuando se visita la ciudad de París, que se convirtiera en la capital mundial del arte en el Siglo XIX.